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Propina en España: ¿cuánto y cómo se da?

8 marzo 2019

La atención al cliente es probablemente una de las partes más difíciles de la gestión de un negocio. Satisfacer al consumidor es un gran reto, pero hay quien consigue superarlo con creces y consigue no sólo una venta sino también una propina. ¿Sigue vigente  esta costumbre en España? ¿Qué importe se da de propina? ¿De qué forma? ¿Cómo se reparte entre los empleados? La irrupción de los nuevos métodos de pago ha transformado esta costumbre con siglos de antigüedad en Europa.

Origen de la propina

No existe consenso alrededor de cómo nació la tradición de reconocer un buen servicio con un dinero extra. Sin embargo, en lo que no hay duda alguna es en el origen etimológico de la palabra, que ya nos da muchas pistas sobre cómo surgió esta costumbre. El término propina procede del verbo griego pinó, que significaba beber. Al agregarle el prefijo pro-, se formó el término propinó, que se utilizaba para representar la acción de extender el brazo, vaso en mano, para ofrecerle bebida a otra persona. El verbo griego acabó transformado al latín como propinare y de ahí a nuestra conocida propina, que la RAE describe como una pequeña gratificación para recompensar un servicio.

¿Cuánta propina se deja en España?

Al contrario de lo que  ocurre en otros países, en España no hay reglas escritas sobre cómo gestionar la propina: cuánto dejar, de qué forma o cómo repartir la recaudación entre los empleados del local. Además de los camareros, otros profesionales como transportistas, repartidores, guías turísticos o personal hotelero también reciben estas gratificaciones de forma habitual.

Si analizamos las costumbres más habituales en nuestro país vemos que lo mínimo es dejar el redondeo hasta el euro para una consumición, es decir, la calderilla, o el cambio en caso de tickets pequeños. En el caso de una comida o un servicio alternativo, es habitual dejar entre un 5 y un 10% del ticket total. Hay países, sin embargo, donde dejar propina es una obligación legal. Es el caso de Estados Unidos o México, donde el sector servicios cuenta con sueldos bajos que se complementan con las propinas recibidas. En estos países lo habitual es dejar entre el 15 y el 20% de la cuenta. En otros lugares como China o Japón, sin embargo, no sólo no hay costumbre de dejar propina sino que, además, es un gesto muy mal recibido por los camareros.

¿Cómo se reparte la propina entre los empleados?

Al no ser una práctica estandarizada, el reparto de propinas varía en función del local. En el sector con más tradición de propinas, la restauración, los métodos de reparto más habituales son dos: por fondo común, recomendado para locales pequeños ya que fomenta la igualdad y solidaridad entre compañeros; y por porcentajes, más utilizado en establecimientos con diferentes turnos de trabajo o con una diferenciación muy clara de perfiles, como un barman y un chef, por ejemplo. En el primero de ellos, todo lo recogido se suma a un fondo común y al final del turno o de forma periódica, se reparte equitativamente entre todo el servicio (camareros y cocina). En el segundo de los casos, se establecen unos porcentajes para cada perfil y se hace el reparto en función de ello. En ambos casos, si el reparto de propinas no se realiza con máximo cuidado y exactitud, puede generar mal ambiente laboral. Esta situación, sin embargo, cambia gracias a las posibilidades que ofrecen los nuevos métodos de pago.

La propina se integra en el pago con tarjeta

Si bien no podemos intervenir en lo que el cliente quiere dejar como propina, desde luego sí podemos facilitarles la gestión en caso de que deseen hacerlo. Los nuevos métodos de pago juegan a favor de tu comercio en este sentido. Desde 2018, por ejemplo, los terminales de cobro de UniversalPay permiten que el cliente que ha pagado con tarjeta pueda dejar la propina a través de este mismo método y en la misma operación. De hecho, el propio TPV ofrece al usuario la elección del 5%, 10% o 15% de propina, lo que le evita tener que hacer cálculos sobre cuánto quiere dejar. Esto, a la vez, nos permite estandarizar las cantidades que recibimos en nuestro local (por supuesto, la cantidad puede también marcarse de forma manual y personalizada).

La aplicación de la tecnología moderniza así una tradición centenaria y lo hace con varios beneficios extra. El cliente puede dar la propina incluso cuando no lleva efectivo y sin darle demasiadas vueltas a la cantidad. El establecimiento, por su parte, tiene un registro fiable y controlado de los importes recibidos. La recaudación  permite a la plantilla organizar el reparto de los ingresos entre todos los empleados y dividirlo sin problema en función del turno en caso de que así lo deseen.

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